En la secuela del debate de investidura, Rosa Díez, pese a la limitación de tiempo, ha vuelto a ser la protagonista del día. Centró su intervención, la más crítica en el fondo para Zapatero, en defender la libertad e igualdad de todos los españoles y puso el acento en la imposición lingüística, tema prácticamente ausente del Congreso hasta ahora. Rajoy ha preferido hablar del agua, la crisis económica y la necesidad de llegar a acuerdos con Zapatero.
La llegada de Rosa Díez, pese a las limitaciones de tiempo que se derivan de su único escaño, se ha hecho notar en el Congreso. Sus intervenciones han sido de largo lo más destacado tanto en el debate de investidura del pasado miércoles como en el mini debate, previo a la segunda votación. Lo más destacado y lo más incomodo que ha tenido que escuchar Zapatero, por su defensa de la libertad y la igualdad de todos los españoles. De hecho el ya presidente del Gobierno se empleó a fondo en sus réplicas, llegando a triplicar el tiempo de las intervenciones de Díez.
En los apenas cinco minutos que ha podido hablar este viernes, Rosa Díez se centró en la discriminación que sufren los castellanohablantes en Cataluña, País Vasco y Galicia, y que también empiezan a sufrir en otras regiones como Baleares, o incluso la Comunidad Valenciana. Díez reiteró que en este tema, a diferencia del PP, actúa "tan libre de prejuicios como de complejos" .
Dijo que su partido no debe "apoyar a un candidato que niega la discriminación que sufren decenas de miles de familias que no pueden escolarizar a sus hijos en lengua castellana", un problema, ha asegurado, que ha aprendido "hablando con los ciudadanos". Ante el murmullo de la bancada socialista, Diez instó a Zapatero y el resto de diputados que hablen, como ella ya lo había hecho, con las asociaciones que representan a miles de familias vascas, discriminadas por ser castellanohablantes.
Previamente, en declaraciones a Onda Cero, la nueva diputada ha apuntado que los socialistas "no han querido acuerdos, ni siquiera los han buscado, porque han preferido vender esa imagen".
Dicho esto, abogó por comprobar a lo largo de la legislatura si efectivamente el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero mantiene tal autonomía y "firmeza en la defensa de sus principios", o si de lo contrario, "se somete a lo que tradicionalmente han sido los principios de los nacionalistas o de los demás". A continuación, aseguró que llevará a cabo, como diputada del Congreso, una labor de oposición "constructiva", y que le permita defender con "absoluta libertad y con todos los argumentos" su posición, "coincida o no con las propuestas de otros grupos". "No tengo prejuicios ni complejos antes las posiciones de nadie", sentenció.
Tras insistir en que pondrá su máximo esfuerzo en que haya "una voz sin complejos y sin ningún tipo de hipotecas" en la Cámara Baja, mantuvo que "nunca" caerá "en el contraataque personal". "Nunca contestaré a ninguna alusión de carácter personal ni analizaré las propuestas que haya que debatir en función de quien las haya planteado, sino en función de su contenido", indicó.
Por último, preguntada sobre la convivencia dentro del Grupo Mixto, señaló que sus integrantes tendrán una relación "estupenda" en lo personal, y "muy respetuosa" en el plano político. "Tenemos tanta diferencia ideológica como respeto personal", apostilló, para señalar que la próxima semana, una vez compuesto el próximo Ejecutivo, distribuirán las portavocías de las Comisiones del Congreso. "Esa Cámara –el Congreso– tiene que servir también para llevar la voz de los ciudadanos, no sólo de las estructuras de los partidos políticos", concluyó Díez.
sábado, abril 12, 2008
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1 comentario:
Bravo por Rosa
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