Un nuevo libro, «La península Ibérica, al sur de Euskal Herria», relata cómo utiliza el PNV las aulas para adoctrinar políticamente a los niños
«No es español, no es francés. Está bajo el yugo de España o Francia. Vive en Euskal Herria y sabe euskera. ¿Qué es?». Por si hay alguna duda, se da la respuesta: «Un vasco». Adivinanzas de este tipo han estado llegando a los niños vizcaínos en los últimos años a través de la revista «Kili- Kili», subvencionada tanto por el Departamento de Cultura del Gobierno vasco como por la Diputación vizcaína. Una publicación en formato cómic en la que se han podido leer reflexiones de profundo calado filosófico como: «No quiero caer bajo la justicia de España. Diré únicamente esto: matar a alguien es malo de por sí; utilizar la falsedad no es mejor».
Unido esto a explicaciones tales como «para no perder esa soberanía, los pueblos tienen servicio militar (escuela de enseñar a pegar tiros), ejército (grupo numeroso de jóvenes para defender algo a tiros) y organizaciones semejantes»; revistas de este tipo se han unido en perfecta conjunción y como extraordinario complemento al sistema educativo vasco, en el que las nuevas generaciones están siendo adoctrinadas políticamente en el nacionalismo más exacerbado por el propio poder nacionalista.
Aprovechándose de las leyes educativas que desde 1984 que facilitan a las comunidades con lengua propia la posibilidad de decidir sobre cerca del cincuenta por ciento de la enseñanza curricular, el Gobierno vasco «ha convertido el hecho educativo en un proceso de adoctrinamiento político». Así lo denuncia el foralista alavés y procurador en las Juntas Generales de Álava Ernesto Ladrón de Guevara en su último libro, «Educación y Nacionalismo», en el que documenta de manera extraordinaria este proceso.
Según muestra el libro, el Gobierno vasco ha venido utilizando el euskera como la perfecta arma arrojadiza. El propio PNV lo reconocía abiertamente en la ponencia política presentada en su IV Asamblea Nacional (2004): «El euskera es el eje fundamental de nuestra construcción nacional y social, a la vez que un factor de cohesión interterritorial».
Repartidos en dos estados. Prueba de todo ello es el anexo I del decreto 2/2003 del Ejecutivo de Vitoria, que afirma, en alusión a la asignatura de Historia, que «esta materia tiene como finalidad que los alumnos conozcan y comprendan los hechos y procesos más relevantes de naturaleza económica, social, política, ambiental, ideológica y cultural que han sucedido en Euskal Herria». De este modo, los niños y jóvenes vascos aprenden ahora en las escuelas que «la península Ibérica está al sur de Euskal Herria», la cual «está compuesta por siete provincias o territorios históricos», que a lo largo de la historia «han sufrido muchos ataques (romanos, visigodos, musulmanes...)» y que, a pesar de que «los euskaldunes vivimos repartidos en dos Estados imperialistas: España y Francia», «Euskal Herria quiere reforzar la conciencia de su voluntad firme y nacional y tener la posibilidad de decidir por su cuenta», según reflejan algunos libros de texto.
Una política educativa que parece seguir las directrices marcadas por el nacionalista Eleizalde en 1910: «Las etapas que debe recorrer todo nacionalismo normal, y, por lo tanto, el nuestro, son tres, y por este orden cronológico: primeramente, la etapa social y cultural, en la que se va despertando y arraigando la conciencia de la nacionalidad renaciente. Ésta es la etapa fundamental, la etapa de escuelas y academias. Viene a continuación, aunque sin cerrar la primera que sigue subsistiendo, la etapa política, en la cual el nacionalismo, por medio de sus representantes políticos, trata de incorporar a la vida pública el conjunto de soluciones estudiadas durante la etapa anterior. Finalmente, y subsistiendo las dos primeras, llega la final, la del triunfo completo y pleno dominio».
COMENTARIO
He aquí el resultado de las políticas nacionalistas que están intentando desgarrar lo que es España. Esto es evidente que pasa, y no tenemos mejores ejemplos que la juventud catalana (muchos de ERC) y la vasca (muchos proetarras). En cambio, podemos observar que en Galicia no sucede lo mismo. Una razón principal fue la inexistecia de una enseñanza nacionalista. Actualmente corremos el peligro de derivar en los mismos errores...
lunes, diciembre 05, 2005
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