El 80% de la población gallega se muestra a favor de que sean los padres, o los alumnos cuando tengan capacidad decisoria, quienes elijan el modelo lingüístico de enseñanza, según arrojan los resultados de una encuesta encargada por la asociación Galicia Bilingüe para conocer la opinión de la población sobre las distintas controversias que afectan a las dos lenguas oficiales de la comunidad autónoma.
Un alto porcentaje de los entrevistados, concretamente dos de cada tres, consideran que el actual modelo educativo favorece el uso de la lengua gallega, y en todo caso, algo más del 81% coincide en señalar que la utilización en la enseñanza de un idioma distinto al habitual del alumno supone un esfuerzo adicional para su formación, esfuerzo que una gran mayoría consideran notable.
El 87% cree que se debería poder recibir la enseñanza en castellano en cualquier parte de España si así lo desea el ciudadano, y el 61% entiende que los estudiantes castellanohablantes llegados de fuera de Galicia tendrían que recibir las clases en español, y el gallego, como asignatura de iniciación.
Éstas son algunas de las conclusiones de la amplia encuesta encargada por Galicia Bilingüe, con un total de 800 entrevistas, y que incluyó también aspectos relativos a la controversia lingüística en la Administración o en el comercio. La consulta refleja la actual dicotomía con que conviven hoy en Galicia las dos lenguas oficiales, pues prácticamente el mismo número de personas indicaron que se expresan habitualmente en gallego (336) o en castellano (339), por 120 ciudadanos con usos bilingües.
El 60% de la población se inclina porque los funcionarios de los organismos públicos se expresen en la lengua que prefiera el administrado, y un porcentaje aún mayor, de casi el 68%, defiende que la señalización en carreteras o calles, así como la de cualquier cartel informativo de este tipo, figure en los dos idiomas. Con respecto a esta última cuestión, sólo un 12,42% apoya la situación actual, con el uso exclusivo del gallego.
Los ciudadanos están mayoritariamente a favor, un 66%, de las subvenciones públicas para la promoción del uso del gallego, con un 57,7% que limitan esas ayudas al coste real de lo que represente la utilización de ese idioma.
Cerca de la mitad de los entrevistados entienden que el uso de la lengua gallega, para la adjudicación de un contrato público a una empresa privada, debería pesar menos que la calidad de los servicios en cuestión y que el precio ofertado.
Y dos de cada tres ciudadanos se declaran contrarios a la obligatoriedad del uso del gallego en el comercio y rechazan, por lo tanto, las imposiciones que recoge el anteproyecto de ley elaborado por la Consellería de Innovación e Industria de la Xunta de Galicia.
miércoles, abril 16, 2008
martes, abril 15, 2008
Catorce de abril, ¿cumpleaños feliz?
Por una ironía del destino, el kilómetro cero del nuevo Gobierno coincide con el 77 aniversario de la II República. Un referente ideológico machacón de Zapatero. La realidad es que ni el modelo fue el summun de la libertad, ni un ejemplo de limpieza democrática.
A priori, esa II República que Zapatero invoca constantemente como icono, no era una mala idea. Venía a liquidar un régimen (el de la Restauración, culminada con el desastre de Marruecos y la Dictadura de Primo de Rivera), marcado por la corrupción y el caciquismo.
El 14 de abril de 1931 suscitó grandes expectativas, porque traía una bocanada de aire fresco a un sistema caduco, inestable, y nada democrático. Era la gran oportunidad de la regeneración, como han destacado historiadores y estudiosos.
Los “hijos de Joaquín Costa” llegaban al poder, señala el historiador José Luis Orella.
Pero el sueño de la II República se vio frustrado bien pronto. Izquierda y derecha no sólo no se pusieron de acuerdo, sino que jugaron a excluirse mutuamente; los gobernantes se dejaron llevar por los personalismos y el sectarismo; la legalidad fue burlada repetidas veces de forma grave y descarada; los derechos y libertades, pisoteados; Gobierno y oposición recurrieron a la violencia, y entre unos y otros fueron deslizándose hacia el enfrentamiento civil.
Guerra y prólogo
El estallido vino con el enfrentamiento cainita de 1936; pero hubo un prólogo dos años antes, con la Revolución de Asturias.
El balance de la experiencia republicana que Zapatero tanto ha reivindicado en la anterior legislatura, no es como para sentirse especialmente orgulloso, pese a las buenas intenciones y a algunos aciertos aislados
Quedan, para Historia, episodios tan negros como:
- la represión de Casas Viejas;
- la Revolución de 1934 -alentada por el socialista Largo Caballero-, con un balance de 1.300 muertos;
- un presidente -Alcalá-Zamora- impidiendo que gobierne el líder del partido más votado;
- una Constitución, la de 1931, nacida con el grave déficit de haber sido aprobada sin la derecha, y sin referéndum;
- Azaña manipulando para desalojar al presidente;
- El socialista Indalecio Prieto conchabado con los agentes de Stalin…
Hubo víctimas de todo signo.
Mártires religiosos
De una parte, más de 6.800 sacerdotes y religiosos, y 11 obispos, muertos y torturados, con un odio a la religión sin precedentes en Europa, como escribe Hugh Thomas. Y centenares de católicos ejecutados y perseguidos simplemente por ir a misa, como decía Salvador de Madariaga.
… y mártires marxistas
De otra parte, historias tan sangrientas como la desaparición y muerte del comunista Andreu Nin, líder del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), desollado vivo por agentes de Stalin, con la complicidad de Juan Negrín, jefe de Gobierno, miembro del mismo partido de Zapatero.
Es verdad que influyen, la época y las complejidades de aquel contexto (la España y la Europa de los años 30). Pero algunos de los errores políticos y de las actitudes de fondo tienen un sorprendente paralelismo con la era Zapatero.
Por ejemplo, excluir a la oposición; dividir a los españoles; ofender/perseguir a amplios colectivos, en sus más íntimas creencias, y negociar con violentos y totalitarios.
A priori, esa II República que Zapatero invoca constantemente como icono, no era una mala idea. Venía a liquidar un régimen (el de la Restauración, culminada con el desastre de Marruecos y la Dictadura de Primo de Rivera), marcado por la corrupción y el caciquismo.
El 14 de abril de 1931 suscitó grandes expectativas, porque traía una bocanada de aire fresco a un sistema caduco, inestable, y nada democrático. Era la gran oportunidad de la regeneración, como han destacado historiadores y estudiosos.
Los “hijos de Joaquín Costa” llegaban al poder, señala el historiador José Luis Orella.
Pero el sueño de la II República se vio frustrado bien pronto. Izquierda y derecha no sólo no se pusieron de acuerdo, sino que jugaron a excluirse mutuamente; los gobernantes se dejaron llevar por los personalismos y el sectarismo; la legalidad fue burlada repetidas veces de forma grave y descarada; los derechos y libertades, pisoteados; Gobierno y oposición recurrieron a la violencia, y entre unos y otros fueron deslizándose hacia el enfrentamiento civil.
Guerra y prólogo
El estallido vino con el enfrentamiento cainita de 1936; pero hubo un prólogo dos años antes, con la Revolución de Asturias.
El balance de la experiencia republicana que Zapatero tanto ha reivindicado en la anterior legislatura, no es como para sentirse especialmente orgulloso, pese a las buenas intenciones y a algunos aciertos aislados
Quedan, para Historia, episodios tan negros como:
- la represión de Casas Viejas;
- la Revolución de 1934 -alentada por el socialista Largo Caballero-, con un balance de 1.300 muertos;
- un presidente -Alcalá-Zamora- impidiendo que gobierne el líder del partido más votado;
- una Constitución, la de 1931, nacida con el grave déficit de haber sido aprobada sin la derecha, y sin referéndum;
- Azaña manipulando para desalojar al presidente;
- El socialista Indalecio Prieto conchabado con los agentes de Stalin…
Hubo víctimas de todo signo.
Mártires religiosos
De una parte, más de 6.800 sacerdotes y religiosos, y 11 obispos, muertos y torturados, con un odio a la religión sin precedentes en Europa, como escribe Hugh Thomas. Y centenares de católicos ejecutados y perseguidos simplemente por ir a misa, como decía Salvador de Madariaga.
… y mártires marxistas
De otra parte, historias tan sangrientas como la desaparición y muerte del comunista Andreu Nin, líder del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), desollado vivo por agentes de Stalin, con la complicidad de Juan Negrín, jefe de Gobierno, miembro del mismo partido de Zapatero.
Es verdad que influyen, la época y las complejidades de aquel contexto (la España y la Europa de los años 30). Pero algunos de los errores políticos y de las actitudes de fondo tienen un sorprendente paralelismo con la era Zapatero.
Por ejemplo, excluir a la oposición; dividir a los españoles; ofender/perseguir a amplios colectivos, en sus más íntimas creencias, y negociar con violentos y totalitarios.
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