Casi tres de cada cinco españoles opina que el número de personas procedentes de otros países que viven en España son «demasiados». Apreciación que, sin embargo, puede entenderse al comprobar que, en general, los españoles piensan que más de un 20 por ciento de las personas que viven en España han nacido fuera del país, cuando el porcentaje de extranjeros entre la población española oscila entre el 6 por ciento (extranjeros legales) y el 9 por ciento (todos los extranjeros empadronados). Así lo pone de manifiesto el avance de resultados del Barómetro de Noviembre del CIS presentado hoy y que revela, por otro lado, que un 53,4 por ciento de los españoles considera que toda persona extranjera que viva desde hace un tiempo en España debería tener derecho a votar en las elecciones generales (en la actualidad ni siquiera los extranjeros comunitarios pueden hacerlo), y hasta un 60,8 por ciento opina lo mismo en el caso de las elecciones municipales (en las que sólo pueden votar por el momento extranjeros comunitarios).
La inmigración se mantiene por segundo mes consecutivo como la segunda preocupación de los españoles, por detrás del paro. En concreto, en noviembre experimentó un crecimiento de 2,6 puntos respecto al barómetro de octubre, ya que la llegada de extranjeros a España fue percibida como un problema por el 40 por ciento de los encuestados. Sin embargo, cuando se les pregunta por los asuntos que más les afectan personalmente sólo un 13,3 por ciento los entrevistados hace referencia a la inmigración, que se sitúa en el quinto lugar de este ranking subjetivo, ganando un puesto respecto al mes anterior.
A pesar de todo, el colectivo de inmigrantes ya es mejor percibido entre los españoles que el de los gitanos. Así, casi un 10 por ciento de los españoles reconoce que le importaría «mucho o bastante» que sus hijos compartieran en el colegio la misma clase con niños de familias inmigrantes, pero es que a más de una cuarta parte no le gustaría que lo hicieran con niños de familias gitanas.
Igualmente, un 14,13 por ciento de los encuestados admite que le molestaría «mucho o bastante» tener como vecinos a personas inmigrantes. Sólo les moleta menos vivir con estudiantes (3,6 por ciento) o con familias numerosas (3,1 por ciento). Mientras, a un 40,2 por ciento de los españoles le molestaría «mucho o bastante» vivir con personas de etnia gitana, exactamente lo mismo que tener de vecinos a personas que hayan estado en la cárcel. Y sólo les molesta más vivir en el mismo edificio con personas alcohólicas (41,3 por ciento).
Es más, son menos los españoles a los que les molestaría vivir cerca de personas con problemas psíquicos (34,8 por ciento), personas de extrema derecha (26,7 por ciento) o personas de extrema izquierda (16,7 por ciento). En cualquier caso, los españoles siguen percibiendo con mayor recelo a los extranjeros que pertenecen a grupos étnicos distintos.
Aunque, no les importa demasiado que su jefe fuera extranjero (1,73 sobre 10) y algo más que uno de ellos se casara con algún familiar (2,17 sobre 10), la preocupación aumenta cuando él jefe es de una raza o grupo étnico distinto (2,18 sobre 10) o si el futuro marido de un familiar cercano fuera de etnia distinta (3,07 sobre 10).
En la misma línea, un tercio de los españoles preferiría vivir en un lugar donde «casi nadie» fuera de raza o grupo étnico distinto al suyo y un 26,4 por ciento preferiría un enclave donde convivieran «algunas» personas de distintas etnias, pero sólo un 4,9 por ciento viviría en una zona donde «muchas» personas fueran de raza distinta a la suya.
Por otro lado, a la hora de regular la política migratoria en España lo tienen claro: casi el 85 por ciento de los españoles cree que sólo se debe permitir la entrada de aquellos inmigrantes que cuenten con un permiso de trabajo y que además se prime en la elección la cualificación laboral (6,4), el nivel educativo (5,6), el dominio del castellano o la lengua oficial de la comunidad autónoma donde vaya a trabajar (5,2) y que tenga ya familiares cercanos viviendo aquí (4,7). Menos importancia le dan a su pertenencia a un país de tradición cristiana (2,9), que tenga mucho dinero (1,8) y que sea de raza blanca (1,7).
Las facilidades que los españoles darían a los extranjeros es, en primer lugar, la educación de sus hijos (92,5), un trabajo en igualdad de condiciones con los españoles (86,4), asistencia sanitaria gratuita (81,3), la práctica de su religión (81,2), la reagrupación de sus familiares (73) y la constitución de asociaciones para defender a los españoles (67,6). Pero casi un 60 por ciento de los españoles cree que es mejor parta un país que casi todo el mundo comparta las mismas costumbres y tradiciones y un 44,8 opina que es peor que convivan gentes de distintas religiones. No obstante, un 56,8 por ciento no comparte que las distintas comunidades de personas puedan educar a sus hijos en escuelas separadas si así lo desean y 53,9 por ciento no cree que un país deba poner fin a la inmigración para evitar problemas.
De hecho, un 71,7 por ciento de los consultados cree que los extranjeros, aunque aprendan la lengua y costumbres españoles deben mantener las suyas propias, aunque un 22,4 sí opina que si tienen que permanecer en España deberían olvidar sus costumbres.
Por otro lado, un 65,5 por ciento de los españoles asegura haber mantenido trato con inmigrantes en España, bien laboral (61,4 por ciento), bien amistosa (55,3 por ciento), bien de vecindad (47,7 por ciento). A pesar de ello, casi la mitad cree que su llegada supone una bajada de sueldos en general y casi un 70 por ciento cree que perjudica más las condiciones económicas de los pobres que de los ricos.
Pero casi cuatro de cada cinco insisten en que deben gozar de los mismos derechos que los españoles y más de la mitad no les expulsaría si se quedaran en paro. Si los expulsarían si cometen un delito grave (79,1 por ciento) y si cometen cualquier delito (50,1). Finalmente, casi un 65,4 por ciento de los españoles entiende que los extranjeros vienen a España a cubrir los puestos de trabajo para los que no hay mano de obra suficiente.
COMENTARIO.
Creo que son unos datos a tener en cuenta y sobre los que la sociedad española deberíamos de reflexionar muy seriamente, pasando de discursos del "buenismo".
jueves, diciembre 29, 2005
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