martes, noviembre 27, 2007

Galicia emprende el camino hacia una «lenguocracia»

Nacer, educarse, vivir y morir en gallego. El Bloque Nacinalista Galego nunca ha ocultado el propósito de construir frontera con el idioma. El Partido Socialista de Emilio Pérez Touriño no tiene más remedio que aceptar la «lenguogracia». Es prisionero por el pacto de Gobierno con los nacionalistas. «A mí parlamentarios socialistas me han reconocido que en su casa hablan siempre castellano, pero en el Parlamento utilizan el gallego porque es una liturgia. Sucede que se está perdiendo calidad de idioma porque lo hablan fatal», afirma Teresa Vargas, docente y portavoz de la plataforma «Mesa por la libertad lingüística».

Ni gallego, ni castellano

El caso de Emilio Pérez Touriño, presidente de la Xunta, expresándose en la lengua de Rosalía es un ejemplo irrefutable. «El problema es grave porque los alumnos están recibiendo la educación en gallego castellanizado. Al final no aprenden ni un gallego culto ni un castellano culto», alerta Vargas, fundadora de la plataforma «Tan gallego como el gallego», que nació al unirse un grupo de docentes y padres de alumnos para reclamar libertad a la hora de impartir las respectivas materias en los dos idiomas cooficiales. La plataforma recogió 20.400 firmas contra el Decreto 124/07, que «impone la docencia en gallego de todas las asignaturas troncales».

Los alumnos sólo reciben clase en castellano en Lengua Castellana. El profesor tiene libertad para usar el idioma que le plazca en Plástica, Religión, Educación Física y Música. El nuevo decreto de «normalización lingüística» fue presentado en sociedad como una norma que fija un 50 por ciento de materias en gallego. Había trampa. Al castellano le asignaron asignaturas de segunda división. Además, los libros de texto están escritos en gallego, es obligatorio hacer los exámenes en gallego y el educador tiene la obligación de incentivar el uso de este idioma.

Y los educadores, aunque no dominen la lengua gallega ni estén de acuerdo con la norma, «achantan» y salpican las explicaciones de cuatro palabras gallegas por la amenaza de un expediente. «Todo el mundo tiene miedo a una sanción administrativa porque puedes estar suspendido un año de empleo y sueldo», dice un profesor mientras insiste en mantener el anonimato por miedo a represalias. La plataforma «Tan gallego como el gallego» está molesta con la clase política. Hasta con el Partido Popular: «Rechazó el decreto, pero no presentó recurso. Lo condenan porque los políticos están siempre en campaña, pero no hacen nada».

Una de las iniciativas más publicitadas por Anxo Quintana, vicepresidente de Bienestar e Igualdad, fue la implantación de una red de Galescolas. En estas guarderías la educación es exclusivamente en gallego y el vicepresidente incluso propuso el pasado verano que se enseñase el himno. Pero antes de acudir a la guardería, se pretende que el niño nazca en gallego. La secretaría general de Política Lingüística, en manos de los socialistas gallegos, repartió el pasado mes de junio 15.000 «kits» entre embarazadas para que le hablen gallego a los bebés. En el «kit» se entregaba una reflexión-arenga sobre la lengua, una selección de nombres, en gallego, además de un CD con nanas.

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