El presidente del Instituto Juan de Mariana, Gabriel Calzada, participó en un simposio en Nueva York sobre el llamado calentamiento global. En él se cuestionó que el cambio climático sea provocado por el hombre y Calzada subrayó que Kioto a quien perjudica más es a los países pobres.
El grado de responsabilidad de los seres humanos en el calentamiento climático y las controversias que ello despierta en la comunidad científica en el mundo, se debaten este lunes y martes en un congreso en Nueva York, con la participación de Gabriel Calzada, presidente del Instituto Juan de Mariana, y el astrofísico Francisco Capella, miembro también de este instituto, vanguardia del pensamiento liberal en España.
El simposio se celebra bajo el título "El calentamiento global, ¿motivo de crisis?", organizado por el Instituto Heartland de Chicago y reúne a más de 70 especialistas de todo el mundo que cuestionan la gravedad del cambio climático.
El presidente de la República Checa, Vaclav Klaus, y el astronauta estadounidense que pisó la luna a bordo del Apollo 17, Harrison Schmitt, tomaron parte en la sesión inaugural de las jornadas. El gobernante checo cuestionó de nuevo en ese foro que el cambio climático sea consecuencia del hombre, y calificó de "alarmistas" a los gobiernos europeos que así lo consideran. "Probablemente no quieren revelar sus verdaderos planes y ambiciones para parar el desarrollo económico y que la humanidad retroceda varios siglos", opinó el político checo.
La emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono o el metano, se considera por buena parte de la comunidad científica como una de las causas del aumento de las temperaturas en el planeta, aunque hay otro grupo que pone en duda que el hombre sea el principal responsable del calentamiento global. "Es absurdo que se siga insistiendo en que el cambio climático se está acelerando porque en los últimos 10 años no han aumentado las temperaturas", declaró a Efe el astrofísico español Francisco Capella, que participa en el congreso.
Agregó que "el efecto del dióxido de carbono es pequeño porque no hay mucha cantidad en la atmósfera, por lo tanto, aunque dobláramos la cantidad de este gas, la temperatura seguramente no variaría ni en un grado". El Protocolo de Kioto (1997) se firmó con la intención de reducir la emisión de estos gases, producidos principalmente por los combustibles fósiles, con efectos contraproducentes para el calentamiento global.
Otro de los oradores del congreso, el profesor de la universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Gabriel Calzada, consideró ese tratado como "el mayor fiasco creado en mucho tiempo". "Este acuerdo internacional tiene un beneficio cercano a cero, pero un coste gigante, que ya ha alcanzado los 4.000 millones de euros" en España, indicó Calzada.
Según el economista, el beneficio del Protocolo de Kioto es "prácticamente nulo", ya que el descenso de la temperatura global se estima en 0,07 grados centígrados para el año 2050 "si todos los países cumplen el acuerdo". "Para los países ricos es todo un lujo poder destruir riqueza y empleo, pero a los países pobres, que precisan de la energía para la supervivencia y el desarrollo, el Protocolo de Kioto les está costando muchísimo", consideró Calzada.
Capella, por su parte, señaló que "si se incrementa un grado la temperatura en Estados Unidos o en Europa será irrelevante porque se cuenta con las infraestructuras necesarias para paliar sus efectos".
miércoles, marzo 11, 2009
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