jueves, enero 17, 2008

El himno nacional

REPRODUCCIÓN DEL ARTÍCULO DE JOSE MARÍA PEMAN, PUBLICADO EN LIBERTAD DIGITAL.

Al fin, el jurado designado por el C.O.E. y la S.G.A.E. ha elegido una letra para el himno nacional.El primer debate que se establece ahora es la conveniencia o no de que el himno tenga letra. Es cierto que el ciudadano español es bastante reacio a exteriorizar sus sentimientos profundos y prefiere ocultarlos en su corazón, y si se decide a manifestarlos lo hace más de forma unipersonal que compartiéndolos en grupo.

Abundando el lo dicho pongo por ejemplo el típico cantaor que nos deleita con una saeta al pasar una procesión, o el aragonés que nos brinda una preciosa jota, etc.
Naturalmente hay excepciones, principalmente en el norte de España, entre las que podríamos citar, por ejemplo, a Asturias, donde bastan cuatro sidras para que inmediatamente, los asturianos entonen el “Asturias patria querida…”, o bien un par de albariños para que los gallegos se lancen a cantar una muñeira…

Se me viene a la cabeza una anécdota que me contó hace muchos años mi padre. Vino a dar un concierto en la plaza de toros de El Puerto de Santa María el Orfeón Donostiarra. Mi padre asistió al acto acompañado de su Séneca particular. Cuando terminó la actuación, el filósofo sentenció “Don José, ha estao mu bonito, pero lo que no entiendo es pa qué hace farta tanto tío pa decí tos los mesmo”.

Por todo lo expuesto anteriormente, se explica que, el motivo por el que se ha demandado una letra para el himno nacional es por razones mucho más triviales. Efectivamente, no es más que la cierta envidia que nos produce el observar a los deportistas que representan a otras naciones, cuando cantan fervorosamente con la mano en el pecho su correspondiente himno.

En mi modesta opinión yo soy partidario de que tenga letra nuestro himno. De hecho, cuando oímos interpretar el himno nacional, si en vez de guardar en nuestro interior la emoción que nos produce, nos decidiéramos a exteriorizar nuestro sentimiento cantándolo, nos encontraríamos mucho más a gusto por la misma y simple razón que una persona se desahoga gritando cuando le hacen daño o rompe a llorar al sentir pena.

Para conseguir el objetivo de que el pueblo se decida más fácilmente a cantar el himno nacional es muy importante que la letra exprese los mensajes adecuados que nos hagan vibrar como verdaderos y auténticos españoles.

Aunque las comparaciones son odiosas, a continuación pasaré a hacer una análisis comparativo entre la auténtica letra que escribió Pemán y la ahora elegida, cuyo autor es Paulino Cubero. Y digo una vez más la auténtica letra de mi padre, ya que en estos días, que se ha reabierto el debate sobre el himno vuelven muchos medios de comunicación a transcribir una letra que no se corresponde con la original y que, como ya he dicho en otras ocasiones fue manipulada durante la guerra civil.

Especialmente me duele que un periódico como ABC, en el que durante tantos años colaboró mi padre escribiendo sus magníficos artículos en “la tercera”, reproduzca la letra de forma equivocada, y para colmo, al recordar a la figura de Pemán manifieste que murió en el año 1987, cuando la realidad es que lo hizo en el año 1981; o que diga que la letra la escribió durante la Guerra Civil, lo que tampoco es cierto pues dicha letra es muy anterior, ya que fue un encargo que le solicitó Don Miguel Primo de Rivera.

Así pues las dos letras son:

José María Pemán

¡Viva España!
alzad la frente
hijos del pueblo español
que vuelve a resurgir.

Gloria a la Patria
que supo seguir
sobre el azul del mar
el caminar del sol.

Triunfa España
los yunques y las ruedas
canten al compás
un nuevo himno de fe.

Juntos con ellos
cantemos de pié
la vida nueva y fuerte
de trabajo y paz.

Paulino Cubero

¡Viva España!
Cantemos todos juntos
con distinta voz
y un solo corazón

¡Viva España!
desde los verdes valles
al inmenso mar,
un himno de hermandad

Ama a la Patria
pues sabe abrazar,
bajo su cielo azul,
pueblos en libertad

Gloria a los hijos
que a la Historia dan
justicia y grandeza
democracia y paz

Yo sinceramente me quedo con la de Pemán, y no precisamente por estar guiado por la parcialidad de ser su hijo, sino por argumentos que estimo objetivos y evidentes, entre los que pudo destacar los siguientes:

Primero: mi padre empieza manifestando el mensaje de que el pueblo español, “con la frente en alto”, se siente orgulloso de haber resurgido en infinidad de ocasiones de sus propias cenizas frente a múltiples adversidades que han ocurrido en siglos pasados.

En esa misma línea se destaca como los españoles han sabido también hacer frente a los ataques externos y a la invasión de otras culturas, forjándose su propia identidad, que no sólo ha mantenido en España sino que, guiado por su propia fe y su afán universalista, ha sentido la necesidad de propagar sus principios a través del “azul del mar y el caminar del sol”.

Pemán, continúa ensalzando la entereza del pueblo español, que mediante su trabajo constante y su propio esfuerzo (“yunques y ruedas”), fieles a su fe, ha sabido conseguir que nos sintamos todos orgullosos de ser españoles, y vivir en paz.

El autor Paulino Cubero en sus tres primeras estrofas evoca un mismo mensaje, mucho más simple y a la vez oportunista: que existe una diversidad en el pueblo español pero que todos estamos unidos bajo una sola nación, España.

Éste único mensaje lo manifiesta en cada estrofa bajo tres prismas distintos:

A) Por el sentimiento: diciendo que somos diversos pero “con un solo corazón”

B) Geográficamente: al decir simplemente que esos pueblos diversos están unidos en una sola nación que van desde “los verdes valles al inmenso mar”

C) Constitucionalmente: al expresar que la Patria nos “abraza a todos los pueblos diversos”.

Termina evocando al final en la cuarta estrofa un mensaje más profundo al hacer mención de la justicia, la grandeza, la democracia y la paz. Por todo ello, prefiero la mayor profundidad de los conceptos que se desprenden de la letra de Pemán.

Segundo: Desde el punto de vista de la calidad poética, no hay duda de que lo escrito por Pemán es muy superior. Además, la última estrofa de Paulino Cubero, al cantarse, provoca unas cuantas sinalefas que dificultan interpretación popular. En cualquier caso, soy totalmente pesimista, y estoy convencido de que ninguna de las dos letras obtendrá el consenso necesario para adquirir la categoría de letra oficial del himno de España.

Si sigue gobernando la rancia y envidiosa izquierda que nos ha tocado sufrir, o bien vuelve la derecha, con su habitual complejo ante los mal entendidos progresismos, contando además con los nacionalistas siempre adversos al concepto de la unidad de España, difícilmente aceptarán una letra oficial en la que se pronuncien las palabras España y Patria. España es diferente. Ahora resulta que el himno nacional no puede hacer mención al nombre de la nación. Es triste.

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