Esto sucede cuando se mezcla revanchismo, incultura y mala fe. Un clásico en la historia de la izquierda española.
Desde que se aprobó la Ley de Memoria Histórica se inició una vorágine obsesiva para eliminar todo aquello que pudiera sonar a franquismo. Sin embargo, la ignorancia de los que aplican la ley ha llegado a ser supina y han eliminado placas de los Reyes Católicos o de la Guerra de Independencia.
El diario ABC recoge algunas de las muchas pifias que se han dado en la aplicación de la Ley de Memoria Histórica de la que tan orgulloso se siente el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. Aprobada en 2007, esta normativa establecía que el Estado “ayudará a la localización, identificación y eventual exhumación de las víctimas de la represión franquista” además de que “los escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva de levantamiento militar, de la Guerra Civil y de la represión deberán ser retiradas de los edificios y espacios públicos”.Pues bien, una vez aprobada tanto el Ejecutivo como las asociaciones de la llamada memoria histórica iniciaron una vorágine obsesiva con cualquier cosa que les sonase a franquista. Pero la ignorancia ha provocado que hayan tenido errores monumentales dignos de estudio.
Por ejemplo, en Sevilla se eliminó la Avenida del General Merry por “franquista” aunque el homenajeado en esa calle era su padre, militar destacado en la Guerra de Cuba. Ahora su nombre es Avenida de Pilar Bardem.
Por poco consiguió salvarse la calle del teniente Ruiz en Alcalá de Henares. A los promotores de su eliminación les pareció un nombre demasiado franquista aunque este hombre hubiese sido uno de los heroes del 2 de mayo junto con los capitanes Daoiz y Velarde.
Menos suerte ha habido en Cáceres. El pasado 25 de marzo el Ayuntamiento de la ciudad extremeña, regido por la socialista Carmen Heras, sustituyó con gran aparato publicitario el escudo de un monolito que homenajea a los conquistadores. La razón: que se trataba de un símbolo "franquista" cuando en realidad era el escudo de los Reyes Católicos. Ahora se niegan a volver a colocarlo.
Igualmente, Joan Herrera tuvo una de las mayores meteduras de pata cuando exigió al Gobierno que cambiara el nombre a la Base Alfonso XIII porque suponía “una exaltación”. Este diputado del Congreso de los Diputados de España parecía no conocer que el monarca se exilió en 1931 y nunca más gobernó el país.
Los partidarios de la memoria tienen una especial fijación en Alicante. Allí quieren eliminar la calle Luceros basicamente porque “hace honor a una estrofa del Cara al Sol”. También quieren borrar del mapa las calles de Alemania, Italia y Portugal porque fueron “países fascistas que ayudaron a Franco”. En el lote va también la calle del General Primo de Rivera, que nada tuvo que ver con el franquismo puesto que murió en 1930.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica tuvo otra idea para despertar los odios del pasado y enterrar la Transición. Ahora pide que el "Todo por la Patria" se sustituya por "Todo por la Democracia".
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