La asociación de las fosas de la Guerra Civil admite su interés en una memoria selectiva, por lo que no se personará en la exhumación de los restos hallados en el antiguo cuartel de la Brigada Paracaidista de Alcalá (Madrid). Según informa este miércoles ABC, el presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, ha invocado los estatutos: "Nosotros sólo estamos para familias de desaparecidos republicanos", ha dicho.
Mientras tanto, el Gobierno mantiene el mutismo sobre unos restos hallados en una zona que fue de dominio del Ejército Popular hasta el final de la Guerra.
La Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, tan inquisitiva en casos relacionados con desaparecidos del bando republicano, ha confirmado este martes que no moverá un dedo por saber quiénes fueron apilados en la fosa común encontrada a finales de febrero en el antiguo cuartel de la Brigada Paracaidista, hoy sede de las unidades ligeras del Ejército.
Es probable que los restos pertenezcan a víctimas de la represión republicana contra miembros del bando nacional e incluso contra republicanos purgados en brutales detenciones y torturas por el Ejército Popular y los siniestros comisarios políticos de Stalin en España. La zona donde ha aparecido la fosa fue de dominio republicano hasta el final de la Guerra.
Coincide, además, con el lugar donde fue localizado por última vez Andrés Nin, dirigente del POUM detenido, desollado vivo y asesinado por agentes de la temible NKDV de Stalin, mientras el Gobierno de la República miró para otro lado.
Según ABC, que ha hablado con Emilio Silva, la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica "no ayudará a las personas interesadas en saber si entre los restos de la fosa común hallada en Alcalá de Henares pueden encontrarse algunos de sus familiares desaparecidos".
La razón de esta inacción está en los estatutos, según el presidente de la asociación: "Nosotros sólo estamos para familias de desaparecidos republicanos, pero eso no quita que defendamos los derechos humanos, en cuanto a la identidad, y una sepultura digna para los desaparecidos", cita el ABC de su consulta a Silva.
También aducen que "nosotros nunca vamos a frentes de guerra, sino sólo a pueblos donde nos dicen el lugar y los desaparecidos con nombre y apellidos. Tiene que haber indicios y evidencias".
Comienza la ceremonia de la confusión
El Gobierno guarda silencio sobre este hallazgo, mientras su constelación mediática ya ha emprendido la ceremonia de la confusión. El diario El País apuntaba que la zona donde aparecieron los restos fue campo de concentración franquista durante la década de los 40.
ABC puntualiza este miércoles que la conocida como prisión del Manicomio –así llamada porque ocupaba los pabellones a medio construir de un antiguo Instituto Psiquiátrico proyectado por Gonzalo Rodríguez Lafora– "funcionó como centro logístico y de prisioneros" al cuidado del Ejército del bando nacional durante seis meses, entre abril y noviembre de 1939, periodo durante el que llegó a albergar a 3.700 personas.
ABC cita al historiador Javier Rodrigo, autor de Cautivos (Editorial Crítica), al señalar que el centro "apenas sirvió de mero depósito y centro de clasificación de los oficiales y soldados del Ejército Popular que se fueron entregando a los vencedores al final de la Guerra".
Este cometido contradice "el hecho de que en la fosa hayan aparecido vestigios de ropa femenina, por lo que es muy poco probable que se trate de un enterramiento ligado a este depósito de militares republicanos presos", estima el mismo diario.
miércoles, marzo 26, 2008
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